lunes, 26 de enero de 2015

Dime por qué no me miras a los ojos


¿Por qué no me miras a los ojos?
Heme aquí: soy un hombre.
A mí también me fue dada la vida
y respiro.

No subestimes mis pasos sobre la tierra
¿Te he dicho yo mismo quién soy?

¿Por qué me miras desde lo alto
si tus bases tienen apenas
la fragilidad de la belleza?

Tres días vagué por las calles pidiendo un trozo de pan.
Siete meses supliqué por una oportunidad.
Dos veces dormí en las alcantarillas,
y quiero que sepas que las naranjas podridas huelen muy mal.

He visto a los demonios, 
los que tienen la burla por lenguaje.

La lágrima de los débiles también corrió por mi mejilla.

La mierda me llegó al cuello,
pero a veces tenía que hundir también la cabeza
porque las cachetadas de la superficie eran demasiado humillantes.

¿Por qué no me miras a los ojos?
¿Acaso tu llanto es más amargo que el mío?
Ven.
Escudríñame.
Adivíname de un beso y desentierra los tesoros de la mugre.

Ven,
que al fin me miras la sombra y se me ha llenado el pecho de flores.

No desprecies estos ojos.
¿Quién te erigió superior?
¿Conoces el lenguaje de las gotas?
¿Entiendes acaso las señales de la luz?

No me digas que te han besado los ángeles.
Sus lenguas son venenosas y a mí no me gustan las mentiras.

Ven.
Es mejor que bajes la cabeza y me digas de una vez
por qué no me miras a los ojos.

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